NO SE TRATA DE PROHIBIR EXPRESIONES ARTÍSTICAS GENUINAS, SE TRATA DE IMPEDIR EXCESOS SONOROS EN ZONAS RESIENCIALES Y DE QUE EL VACIO LEGAL QUE SE GENERÓ NO FACILITE LA "APROPIACIÓN" DEL ESPACIO PÚBLICO O EL TRÁFICO DE DROGAS.
Estas "organizaciones paralelas" quedaron mucho más fuera de control, aumentando no sólo el malestar de los vecinos sino también los riesgos.
Algunos de los legisladores que propusieron instalar "bares" en espacios públicos alejados, con poco o ningún control policial, favoreciendo así lugares "aptos" para el tráfico de drogas, son los mismos que impulsaron modificaciones en la ley, que sólo sirven para ceder peligrosamente el espacio público a desconocidos. Lo que no pudieron hacer con el proyecto "bares" pretenden hacerlo ahora, generando nuevas formas de impunidad y de riesgo en toda la ciudad.
En el actual Código Contravencional se introdujo un cambio que afecta severamente a la ciudadanía, haciendo que prácticamente pierda su derecho a la denuncia y al reclamo en caso de excesos en las presentaciones que se llevan a cabo en el espacio público.
Con las modificaciones impulsadas por el Gobierno de Rodríguez Larreta en el Código Contravencional se eliminó la posibilidad de denunciar ante las Fiscalías de la Ciudad los ruidos molestos generados por músicos que actúan en la vía pública. Inhibir los excesos se hizo más difícil.
Bajo ningún concepto se puede aceptar que se afecta el descanso en lugares que son residenciales. Se trate de Palermo Hollywood, San Telmo, la calle Arribeños, Recoleta, Las Cañitas o La Boca, las personas que allí viven tiene derecho a descansar.
Además en la Ciudad de Buenos Aires hay grupos organizados que se adueñan de las plazas y veredas como si fuesen propias, determinando quienes pueden hacer uso de "su espacio" y quienes no, cobrando dinero por ello y amenazando a quienes no se someten a sus decisiones o no aceptan su "distribución territorial".
Con las modificaciones impulsadas por el Gobierno de Rodríguez Larreta en el Código Contravencional se eliminó la posibilidad de denunciar ante las Fiscalías de la Ciudad los ruidos molestos generados por músicos que actúan en la vía pública. Inhibir los excesos se hizo más difícil.
Bajo ningún concepto se puede aceptar que se afecta el descanso en lugares que son residenciales. Se trate de Palermo Hollywood, San Telmo, la calle Arribeños, Recoleta, Las Cañitas o La Boca, las personas que allí viven tiene derecho a descansar.
Además en la Ciudad de Buenos Aires hay grupos organizados que se adueñan de las plazas y veredas como si fuesen propias, determinando quienes pueden hacer uso de "su espacio" y quienes no, cobrando dinero por ello y amenazando a quienes no se someten a sus decisiones o no aceptan su "distribución territorial".
Estas "organizaciones paralelas" quedaron mucho más fuera de control, aumentando no sólo el malestar de los vecinos sino también los riesgos.
Algunos de los legisladores que propusieron instalar "bares" en espacios públicos alejados, con poco o ningún control policial, favoreciendo así lugares "aptos" para el tráfico de drogas, son los mismos que impulsaron modificaciones en la ley, que sólo sirven para ceder peligrosamente el espacio público a desconocidos. Lo que no pudieron hacer con el proyecto "bares" pretenden hacerlo ahora, generando nuevas formas de impunidad y de riesgo en toda la ciudad.